Ruidos, sonidos exasperados empujando para salir del estomago raído de algun color. Mordiscos de eternidad que resuenan como chirridos, que parecen deglutirse y regurgitar constantemente alrededor de un reloj analógico dentro de una película muda. Una sonrisa violenta de esas que contraen los ojos, de esas que engañan y apasionan, una de esas sonrisas enfermantes, que enferman. Una pizca de sal que da sabor a flan una cantidad de situaciones inconexas que solo pueden formar parte de un mundo, de mi mundo. Un mundo donde se me permite ser libre pero bajo ciertas condiciones de libertad, un mundo donde soy el protagonista, donde soy el victimario, el asesino, la victima y el juez. Nada es mas intransigente que la verdad, nada perturba mas que una mirada que no mira, nada es mas violento que la ignorancia de la existencia de uno mismo, de la negación de la existencia de uno. El como tus palabras provocan cáncer, el como el amor se convierte en deseo de supervivencia. De repente r